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  2. La guía secreta de la Hermandad de la Daga Negra
  3. Capítulo 62
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de cualquier proyecto arquitectónico —dijo Phury sonriendo abiertamente.

EPÍLOGO

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—Sí —suspiró Rhage—. Lo único que quiero es una buena hembra. Pero imagino que me conformaré con varias malas hasta que la encuentre. La vida es un asco, ¿no creéis?

EPÍLOGO

Amante eterno

—Muy bien, grandullón, a acostarte.

Cama. Descanso. Maravilloso.

—Y mira quién está aquí. La enfermera Vishous

CAPÍTULO 6

‡ ‡ ‡

—Entonces di eso.

—¿Qué?

—Que no tienes nada que decir. Dilo. Una y otra y otra y otra vez. Hazlo.

Ella se enfadó, el aroma del miedo fue reemplazado por un olor picante, como de fresca y acre menta de jardín. Ahora estaba molesta.

—Dilo —ordenó él, ansioso por seguir experimentando aquellas sensaciones.

—Bien. Nada. Nada. Nada. —De repente, Mary rió, y el sonido de la risa le recorrió la espina dorsal como una centella, quemándolo—. Nada, nada. Na-da. Na-da. Naaaaaada. Ya. ¿Así está bien para usted? ¿Ahora me soltará?

—No.

Ella porfió de nuevo, creando una deliciosa fricción entre sus cuerpos. Y él supo instantáneamente el momento en que la ansiedad y la irritación de la mujer se convirtieron en algo más caliente. Olió su excitación sexual, un encantador aroma dulzón que flotó en el aire. Su cuerpo respondió a la llamada.

Tuvo una erección dura como el diamante.

—Háblame, Mary. —Movió la cadera contra ella trazando un pequeño círculo, frotando la erección contra su vientre, aumentando el dolor y el calor de la mujer.

Al cabo de un momento la tensión de la chica se aplacó, y su cuerpo se aflojó contra los embates de los músculos y la pasión. Las manos de la hembra se aplastaron contra la cintura del macho. Y luego se deslizaron lentamente hacia la espalda, como si no estuviera segura de por qué estaba respondiendo de aquella manera.

Se apretó contra ella otro poco, para mostrar su aprobación y animarla a tocarlo más. Cuando las palmas de las manos de la mujer se desplazaron por su espina dorsal, él soltó un gruñido gutural y dejó caer la cabeza para acercar el oído a su boca.

Quería sugerirle otra palabra que decir, algo como «exquisito», o «susurro», o «lujuria».

¡No!, «esternocleidomastoideo» sería ideal.

CAPÍTULO 8

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—Por Dios. Puedes llegar a ser una verdadera molestia, ¿sabes? No controlas tus impulsos y eres completamente obsesivo. Una combinación infernal.

CAPÍTULO 10

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—Bien, veamos qué tenemos aquí —dijo él, abriendo su propia carta—. Tráeme un pollo Alfredo, un bistec jugoso y una hamburguesa con queso, también jugosa. La ración de patatas fritas que sea doble. Y unos nachos. Sí, quiero nachos con todo. Doble ración también ¿te parece?

Mary sólo acertó a quedarse mirándolo mientras cerraba la carta.

La camarera le miró un poco incómoda.

—¿Todo eso para ti y para tu hermana?

Mary se dio por enterada. Sólo una relación familiar podía explicar que aquel hombre y ella cenaran juntos.

—No, eso es sólo para mí. Y ella es mi cita, no mi hermana. ¿Mary?

—Yo… eh, sólo una ensalada César, cuando la… cena de él esté lista.

CAPÍTULO 12

‡ ‡ ‡

—Te estás poniendo en forma, policía.

—Oye, ya está bien de bromas —dijo Butch con una sonrisa—. Nada de tirarme los tejos. No dejes que esa ducha que tomamos juntos se te suba a la cabeza.

Rhage le lanzó una toalla.

—Sólo quería recalcar que ha desaparecido tu barriga cervecera.

—Estaba hecho un barril, y no echo de menos la panza.

CAPÍTULO 16

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—La hembra me echó de su casa esta mañana temprano después de aplastar completamente mi ego.

—¿Qué clase de comentario malicioso te hizo?

—Una comparación muy poco halagadora entre un animal canino independiente y yo.

—Ay, ay, ay. —Butch retorció la camisa una vez más—. Así que, naturalmente, te mueres por verla otra vez.

—Más o menos.

—Eres patético.

—Lo sé.

—Pero yo casi puedo ganarte a eso. —El policía meneó la cabeza—. Anoche… fui en el coche a casa del hermano de Marissa.

Ni siquiera sé cómo se me ocurrió. Quiero decir, que lo último que necesito es tropezarme con ella, ¿me entiendes?

—Déjame adivinar. Rondaste por allí con la esperanza de ver si podías…

—Entre los matorrales, Rhage. Me senté entre unos matorrales.

Bajo la ventana de su alcoba.

—Vaya. Eso sí que es…

—Sí. En mi antigua vida arrestaba a los merodeadores. Oye, quizá deberíamos cambiar de tema.

CAPÍTULO 16

‡ ‡ ‡

Le bastó una mirada a la colección de películas para saber que tendría problemas para elegir. Había muchos títulos extranjeros y algunos muy americanos. Vio películas antiguas de la época dorada, como Tú y yo. Por Dios, si tenía Casablanca.

No vio nada de Sam Raimi o Roger Corman. ¿Acaso no había oído hablar de la serie Evil Dead?

CAPÍTULO 19

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—Mierda, te has enamorado de ella. —Wrath se pasó una mano por los largos cabellos—. Por el amor de Dios… Acabas de conocerla, hermano.

—¿Y cuánto tiempo te costó a ti marcar a Beth como tu propiedad? ¿Veinticuatro horas? Ah, claro, esperaste dos días. Hiciste bien pensándolo tanto.

Wrath dejó escapar una risa ahogada.

—Insistes en traer a colación a mi shellan, ¿no?

CAPÍTULO 23

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Allí estaba la colección completa de Austin Powers. Alien y Tiburón. Todas sus entregas. Y Godzilla. Godzilla. Godzilla… el resto del estante estaba lleno de copias de Godzilla. Pasó al estante inferior. Viernes 13, Halloween, Pesadilla en Elm Street. Bueno, por si faltaba algo, allí estaba toda la serie de Posesión infernal.

Era de admirar que Rhage no se hubiera vuelto idiota con toda aquella subcultura.

CAPÍTULO 23

‡ ‡ ‡

Ella sonrió un poco.

—Eres un manipulador.

—Me gusta más pensar que soy sincero y práctico.

CAPÍTULO 29

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La risa de Phury surgió de la túnica de la derecha.

—Sólo tú intentarías convertir esto en una fiesta.

—Todos vosotros habéis querido alguna vez darme una buena lección por cosas que he hecho, ¿no? Pues ha llegado vuestro día de suerte. —Dio a Phury una palmada en el muslo—. Vamos, hermano, te he hecho la vida imposible por lo de las hembras. Y a ti, Wrath, hace un par de meses te acosé de tal modo que acabaste acuchillando una pared. V, justo el otro día amenazaste con usar esa mano tuya en contra de mí. ¿Recuerdas? Cuando te dije lo que pensaba sobre esa barbita de chivo tan monstruosa que llevas.

V sofocó una carcajada.

—Tenía que hacer algo para callarte. Desde que me la dejé crecer, cada maldita vez que he tropezado contigo me preguntas si le hice un francés a un tubo de escape.

—Y todavía estoy convencido de que te follaste a mi GTO, bastardo.

CAPÍTULO 29

‡ ‡ ‡

—¿Cómo te llamas? —murmuró.

Él alzó una ceja y luego se volvió a mirar a su hermano.

—Soy el malo, como habrás adivinado.

—Quería saber tu nombre, no tu vocación.

—Más que vocación, es una compulsión, en realidad. Y es Zsadist. Me llamo Zsadist.

CAPÍTULO 30

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Él respiró profundamente.

—Dios, te amo. En verdad te amo.

Y luego sonrió.

Ella soltó una carcajada que hizo que todos los presentes volvieran la cabeza.

El tallo de cereza estaba perfectamente anudado alrededor de uno de sus colmillos.

CAPÍTULO 39

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Un macho con una apariencia tan peligrosa como la suya debía suscitar habladurías. Algo parecido sucedía con su hermano. Había oído rumores sobre Rehvenge durante años, y Dios era testigo de que todos eran falsos.

CAPÍTULO 40

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Nadie la estaba escuchando.

—Dios, líbranos de los héroes —murmuró—. ¡Que os larguéis!

Los dos hermanos dejaron de moverse. Y la bestia giró la cabeza hacia Mary.

CAPÍTULO 46

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Ella meneó la cabeza y se inclinó para recoger una camisa del suelo.

—Eres el bravucón más dulce del mundo.

CAPÍTULO 48

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Echándose el cabello hacia atrás, soltó una carcajada.

—Así que estás recuperando la vista.

—Entre otras cosas. Ven aquí, Mary. Quiero besarte.

—Ah, claro. Primero chulo, y ahora cariñoso.

—Así soy.

Rhage retiró las sábanas y el edredón, y bajó la mano por el pecho, pasó sobre el estómago y fue más abajo. Los ojos de ella se abrieron desmesuradamente cuando se puso el miembro erecto en la mano. Mientras se acariciaba, el aroma de su excitación se expandió por la habitación, como una oleada de esencia de flores.

—Ven aquí, Mary. —Movió las caderas—. No sé si lo estoy haciendo bien. Es mucho mejor cuando tú me tocas.

—Eres incorregible.

—Sólo quiero aprender. Dame instrucciones.

—Como si las necesitaras —murmuró ella, quitándose el jersey.

CAPÍTULO 48

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—Me parece bien —sonrió—. Piensa. No deja de ser bonita, me recuerda a Godzilla. Y yo veo el asunto como una promoción: me llevo dos por el precio de uno.

CAPÍTULO 51

Amante despierto

Butch se dijo que si el tipo no peleara como un coloso muchos pensarían que era afeminado.

CAPÍTULO 5

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Sólo había dos lugares para sentarse, o tres, si uno le daba la vuelta a la papelera. Una silla de oficina normal en el rincón, y otra silla, horrible, detrás del escritorio. Esta última era una monstruosidad forrada en un cuero verde bastante gastado, con abolladuras, el asiento totalmente hundido y unas patas que le daban un nuevo significado a la palabra «burdo».

Tohr se apoyó en el respaldo alto de la silla.

—¿Puedes creer que Wellsie me obligó a deshacerme de esto?

John asintió con la cabeza e hizo la señal que quería decir:

«Sí, sí puedo».

CAPÍTULO 8

‡ ‡ ‡

—Bueno, yo no sé leer. Así que estamos jodidos, tú y yo.

John escribió rápidamente. Cuando le mostró la libreta a Phury, el hombre de la mirada oscura frunció el ceño.

—¿Qué ha escrito?

—Dice que no hay problema. Él sabe escuchar y tú puedes hablar.

CAPÍTULO 10

‡ ‡ ‡

John le agarró la mano, le quitó el bolígrafo y la hizo extender la palma.

«Quiero hablar contigo», escribió.

Luego la miró directamente a los ojos e hizo la cosa más asombrosa y temeraria que había hecho nunca.

Le sonrió.

CAPÍTULO 14

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John asintió con la cabeza y miró a los doce muchachos que estaban sentados de dos en dos y lo observaban fijamente.

«¡Caramba! No se respira una energía muy positiva aquí, chicos», pensó.

CAPÍTULO 17

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Después de un momento, Blaylock tuvo un gesto de cortesía y le presentó a los demás. Todos tenían nombres extraños. El rubio se llamaba Lash. ¿Acaso ese nombre era apropiado para un vampiro?

CAPÍTULO 17

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—Este sitio es una mierda —dijo el policía, mientras miraba a un tipo vestido de rosa y con el maquillaje a juego con la ropa—. ¡Prefiero mil veces a un grupo de patanes tomando cerveza que esta mierda!

CAPÍTULO 19

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—Sólo quiero estar seguro de que atendemos tus necesidades. La satisfacción del cliente es tan importante… —El hombre se acercó todavía más y señaló con la cabeza el brazo de Phury, el que había desaparecido en la chaqueta—. Tienes la mano sobre el gatillo de un arma, ¿no es cierto? ¿Acaso me tienes miedo?

—Sólo quiero estar seguro de que puedo encargarme de ti.

—Ah, ¿de verdad?

—Sí.

CAPÍTULO 19

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Obviamente, esa mujer que había irrumpido en la oficina cuando él y el Reverendo estaban hablando tenía una boca muy grande y… ¡Por Dios! Butch ya debía de habérselo dicho a Vishous. Esos dos eran como un matrimonio mayor, no tenían secretos entre ellos. Y V le iría con el chisme a Rhage. Y una vez que Rhage se enterara, sería como anunciar algo a través de la agencia Reuters.

CAPÍTULO 21

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Luego se miraron a los ojos. Ella era tan bonita que le entraban mareos con sólo mirarla.

—¿Quieres besarme? —susurró ella.

John abrió los ojos como platos. Como si hubiera estallado un globo detrás de su cabeza.

—Porque me gustaría que lo hicieras. —Sarelle se humedeció los labios—. De verdad que me gustaría.

¡Caramba… la oportunidad de mi vida…! No te vayas a desmayar, pensó John. Desmayarse sería un desastre.

Enseguida John recordó todas las películas que había visto… pero no le sirvió de nada. Siendo un fanático del cine de terror, su cabeza se vio inundada de imágenes de Godzilla avanzando por Tokio y

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