oportunidades de sobrevivir a la transición si puede estar con Wrath, debido a que la sangre de éste es pura. Mientras espera a Wrath, Darius piensa en lo mucho que le gustaría que su hija no tuviera que sufrir la agonía del cambio y la vida de una vampiresa.
Al mismo tiempo, su hija, Beth Randall, regresa a casa desde su trabajo en el diario local y pasa enfrente del bar en el que se encuentra su padre, en la calle del Comercio. Mientras va caminando y pensando en la noche solitaria que le espera, un par de estudiantes universitarios la van siguiendo. Al principio no siente miedo cuando ellos se le acercan y comienzan a molestarla. Pero luego uno la agarra y la arrastra a un callejón. Beth forcejea pero ellos terminan arrinconándola contra un edificio, detrás de un contenedor de basura. Mientras uno le sujeta los brazos, el otro le arranca la camisa y comienza a acariciarla. Aunque Beth está aterrada, se obliga a fingir que está dispuesta a tener sexo con el principal atacante. Cuando él baja la guardia, ella lo golpea donde más le duele y luego le da un rodillazo en la nariz cuando él se dobla del dolor. Su amigo queda tan sorprendido que no puede impedir que ella escape. Beth huye a casa.
De regreso al Screamer’s, Wrath finalmente aparece. Cuando avanza hacia el lugar donde está Darius, los humanos se apartan a la carrera de su camino. Wrath se sienta con Darius y se queda esperando a que el otro vampiro hable. Cuando oye lo que Darius desea, se niega. Wrath se desprecia por decepcionar a su hermano, pero no quiere tener nada que ver en la transición de una hembra mitad humana. Eso requiere un sentimiento de compasión que sencillamente no posee.
Wrath sale del bar porque tiene que encontrarse con Marissa, su shellan, o compañera. A diferencia de la mayor parte de los vampiros, Wrath no tiene una relación sexual con ella, sólo se alimentan el uno del otro cuando necesitan beber sangre. Como el único sentido de su existencia es cazar a sus enemigos, no hay espacio en su vida para nada más. El hermano de Marissa, Havers, con quien ella vive, desaprueba la relación que fue establecida por los padres de Wrath hace cuatro siglos. Así que para que Marissa no tenga que enfrentarse a su hermano, Wrath suele encontrarse con ella en una habitación en la mansión de Darius.
Wrath se dirige a un callejón oscuro para desmaterializarse, cuando nota que lo están siguiendo. Se trata de un miembro de la Sociedad Restrictiva, un grupo de humanos que han vendido su alma para convertirse en cazavampiros. Wrath atrae al restrictor hacia las sombras, le corta la garganta con una estrella voladora de artes marciales y le quita la cartera y el teléfono móvil. Wrath apuñala al restrictor en el corazón, lo cual hace que se desintegre. Luego se desmaterializa hasta la habitación de huéspedes de Darius. Marissa se reúne con él y se alimenta. En esa escena queda muy clara la dinámica de su relación. Marissa está muy apegada a él y espera que algún día él descubra que lo que le hace falta a su fría existencia de guerrero es el amor que ella le profesa. Wrath se siente mortificado por la devoción y la lealtad de Marissa y se odia por todo lo que no puede darle. Antes de que él pueda llevarla de regreso a la casa de su hermano, se oye un golpe en la puerta de la habitación. Es el mayordomo de Darius. Darius ha muerto por la explosión de un coche bomba a la salida de Screamer’s. Wrath controla su rabia para poder tener más detalles y le pide a Fritz que reúna a la banda de hermanos. Antes de salir, el mayordomo le entrega a Wrath un sobre de parte de Darius. Cuando Wrath está a solas, da rienda suelta a su frustración y produce un remolino negro de rabia que lo rodea por completo.
Cuando Beth llega a casa, toma una ducha de cuarenta y cinco minutos y descubre que, aunque todavía está muy alterada, su cuerpo ya se está recuperando de las heridas. Tiene mucha hambre. Después de comer, está sentada con su gato, pensando en que debería ir a la comisaría a poner una denuncia, cuando suena el teléfono. Es José de la Cruz, uno de los policías que la han adoptado. Él le dice que acaba de explotar un coche bomba a la salida de un bar del centro y le pide que tenga cuidado cuando se presente en la escena del crimen porque el Hollywood, alias del detective de homicidios Butch O’Neal, está a cargo del caso. Aunque lo intenta, Beth se da cuenta de que no es capaz de hablar de lo que le ha ocurrido por miedo a perder el control. Beth le dice a José que no puede ir a la escena del crimen esa noche y tiene que asegurarle que se encuentra bien, cuando oye que él se preocupa por ella. Después de colgar, Beth decide que, después de todo, sí tiene que poner la denuncia y sale de su casa, pero se lleva un espray de pimienta.
La banda de hermanos se presenta en casa de Darius. Wrath debe entregarle a otro la cartera y el teléfono móvil porque no puede ver con la suficiente claridad para seguir la pista. La cartera contiene un permiso de conducir y el teléfono tiene un registro de llamadas que uno de los hermanos va a investigar. Los hermanos miran a Wrath en busca de liderazgo y por una vez en la vida eso no le molesta. Wrath les dice que van a organizar un ataque. Por lo general prefieren evitar las batallas a gran escala con los restrictores, debido a que la violencia extrema atrae la atención de la policía humana, pero la muerte de Darius no puede quedar impune. Por lo tanto, la misión inmediata para los hermanos es encontrar el centro de entrenamiento y reclutamiento de la Sociedad Restrictiva más cercano y atacar. Estos centros se mueven con frecuencia y por lo general se ocultan detrás de algún negocio legítimo del mundo de los humanos, que les sirve de fachada.
Cuando los hermanos se marchan, Wrath saca el sobre de Darius y lo abre. Dentro hay una hoja de papel y una foto de lo que parece ser una hembra de pelo oscuro. Wrath llama a Fritz para que le lea la nota. Darius ha dejado a Wrath su mansión, a Fritz y a su hija mitad humana. Wrath lanza una maldición.
En el centro, Beth llega a la escena de la bomba en busca de José. No está allí en calidad de periodista sino que ha ido a denunciar a su atacante para que no pueda hacerle daño a otra mujer. José no está, pero Butch O’Neal se le acerca, molesto al ver que ella ha llegado a la escena del crimen. Cuando ve que ella tiene el labio partido, la lleva a un rincón apartado y le exige que le diga qué demonios le ha pasado en la cara. Ella trata de inventarse una mentira y pide hablar con José. Beth no quiere revivir el trauma del ataque con alguien como Butch O’Neal. Butch la presiona y sólo cede cuando ella lo amenaza con exponer a la luz pública sus brutales técnicas de interrogatorio. Butch la deja ir y ella regresa a su apartamento en un taxi.
Aproximadamente una hora después, Beth se está preparando para acostarse, cuando el gato comienza a comportarse de manera extraña. Se pasea frente a la puerta corrediza que da sobre el lúgubre patio que hay detrás de su apartamento. Un golpe en la puerta principal distrae la atención de Beth. Se asoma por la mirilla y deja escapar un bufido. Es Butch O’Neal. Abre la puerta y él irrumpe a la fuerza y mira a todos lados mientras toma asiento. Horas antes, Butch había respondido a una llamada sobre un tipo que estaba tirado en el suelo y sangrando en un callejón de los que salen de la calle del Comercio. Atando cabos, ha deducido que Beth fue atacada cuando se dirigía a su casa y ha venido para tratar de ayudarla.
Fuera, en el patio, Wrath está escondido entre las sombras, observando. Cuando Beth abre la puerta corredera para dejar entrar un poco de aire, él percibe su aroma y queda cautivado. También se da cuenta de que el cambio, la transición de Beth, está a punto de producirse. Wrath escucha lo que hablan ella y el policía.
Cuando Beth termina de relatar su ataque, Butch sale de su apartamento y se dirige al servicio de urgencias del hospital. Encuentra al asaltante de Beth, que está vestido exactamente con la misma ropa que ella le ha descrito y le hace pasar un mal rato al joven Billy Riddle. Al final de este encuentro, Butch tiene a Billy contra el suelo de la habitación del hospital y le está restregando la nariz contra el linóleo. Butch arresta a Billy.
Después de salir el policía del apartamento de Beth, Wrath entra, pero le da tal susto a Beth que se ve obligado a borrar su recuerdo de la mente de la muchacha para poder intentarlo de nuevo. Al despertarse por la mañana, ella supone que todo ha sido una espantosa pesadilla y da gracias de que por fin se haya terminado esa horrible noche.
Wrath regresa a la casa de Darius y baja a la habitación de huéspedes. Se baña, se afeita y luego saca una laja de mármol negro. Después de regar sobre la plataforma diamantes en bruto del tamaño de guijarros, se arrodilla desnudo sobre las piedras, preparado para observar el ritual de la muerte en honor de Darius. Se quedará en esa posición, inmóvil, durante todo el día y reflexionará sobre el orgulloso guerrero desaparecido. Antes de entrar en trance, Wrath piensa en Beth y jura no sólo protegerla sino ayudarla a pasar por la transición.
Después de encerrar a Billy Riddle y hacer el papeleo que eso conlleva, Butch sale de la comisaría y se dirige a su apartamento. Al salir, se encuentra con una prostituta de nombre Cherry Pie, que es una huésped regular de la celda de detención de mujeres. Cruza unas palabras con ella y luego cada uno sigue su camino. De manera impulsiva, Butch regresa al vecindario de Screamer’s y se detiene frente a otro bar. Una mujer sale y luego van juntos hasta el río y estacionan debajo del puente sobre el río Hudson. Mientras que la mujer mantiene relaciones con él, Butch mira hacia el río y piensa en lo hermoso que se ve el sol sobre el agua. Cuando ella le pregunta si la ama, él dice que sí. Butch sabe que a ella no le importa que él esté mintiendo y se siente intensamente desesperado por la vida que lleva.
La siguiente escena muestra al restrictor que puso la bomba debajo del coche de Darius. El señor X es un instructor de artes marciales que trabaja para una academia de la ciudad. Ha decidido que para ganar la guerra contra los vampiros se deben usar técnicas de operaciones especiales y cuelga en la página web secreta de la Sociedad Restrictiva los detalles del ataque. Su buen humor dura todo ese día. Cuando llegan sus estudiantes de clase