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  2. La guía secreta de la Hermandad de la Daga Negra
  3. Capítulo 42
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sincera, estaba muy preocupada por el asunto de la heroína. Recuerdo que cuando vi la imagen de Phury desmayado junto al inodoro en ese baño, dije: «Ay, Dios, no… No puedo escribir eso. ¿Cómo lo va a poder ver la gente como un héroe si se inyecta drogas y sufre una sobredosis?». Y mis problemas no sólo tenían que ver con que él hiciera eso.

El asunto es que los héroes no siempre tienen la razón, pero siempre son personajes fuertes. Aunque a veces se desmoronen o pierdan el control, el contexto que los lleva a ese estado es tan abrumador que los disculpamos por su pequeño desliz. Pero con Phury abusando del humo rojo y exhibiendo la necesidad de los adictos de proteger su hábito (lo cual conlleva muchas mentiras), me preocupaba que, si no lo planteaba de manera correcta, los lectores lo iban a ver como un personaje débil en lugar de un personaje torturado por el destino.

Los héroes pueden ser gente atormentada. Pero no pueden ser débiles en términos de su personalidad.

Creo que es comprensible que Phury tuviera problemas serios en su vida. Si tenemos en cuenta todo el asunto con Zsadist y la compleja trama de culpa, tristeza y pánico con que Phury tuvo que convivir durante todos esos años, el humo rojo era una manera de automedicarse para mantener sus sentimientos bajo control. El primer paso para mostrarlo de una manera empática fue presentar ante los lectores al Hechicero, para que éstos tuvieran una idea de qué estaba tratando de evadirse Phury al fumarse todos esos porros. Una vez más, al igual que los actos de V en el campo de guerreros, la clave estaba en el contexto.

El Hechicero es la voz que controla la adicción de Phury y vive dentro de su cabeza:

En la imaginación de Phury, el Hechicero se presentaba bajo la forma de uno de los sirvientes de Sauron, de pie, en medio de un paisaje gris, lleno de huesos y calaveras, y con su elegante acento británico el bastardo se aseguraba de que Phury nunca olvidara sus errores. Así que la insistente retahíla lo hacía encender un porro tras otro para evitar ir hasta el armario en que guardaba sus armas y tragarse el cañón de una de las de calibre 40.

«Tú no lo salvaste. No los salvaste. Tú atrajiste la maldición que les cayó encima a todos. La culpa es tuya… tú tienes la culpa».

Amante consagrado, CAPÍTULO 1

Lo siguiente que había que mostrar era que Phury estaba comenzando a darse cuenta de que era un adicto. Para que él fuera un héroe, tenía que vencer su adicción a las drogas, y el primer paso de la recuperación es reconocer que tienes un problema. El primer indicio que tiene es aquella escena en la que él y un restrictor están buscando un lugar apartado para enfrentarse en el centro y de pronto interrumpen una venta de drogas. Cuando parece que la transacción no se va a realizar, el desesperado comprador termina atacando al vendedor, lo mata y le quita todas las drogas antes de marcharse:

La absoluta felicidad que reflejaba la cara del adicto hizo que se solidarizara con él. Era evidente que el tío había tomado un tren expreso hacia el paraíso y el hecho de que fuera gratis sólo era una pequeña parte del premio. La verdadera recompensa era el lujurioso éxtasis que experimentaría al ver todo lo que había conseguido.

Phury conocía bien esa excitación casi orgásmica. La sentía cada vez que se encerraba en su habitación con una bolsa llena de humo rojo y un paquete completo de papel de fumar.

Amante consagrado, CAPÍTULO 5

El primer paso fue identificarse con otro adicto, pero las cosas tenían que empeorar antes de poder comenzar a mejorar:

—¿Pero sigo siendo un hermano?

El rey sólo se quedó mirando la daga… un gesto que Phury interpretó como: sólo de forma nominal.

Amante consagrado, CAPÍTULO 8

El hecho de que Phury sea expulsado de la Hermandad no sólo tiene que ver con su adicción, sino con su otro método para controlar sus emociones: torturar a los restrictores antes de matarlos.

Originalmente pensé que eso era algo que hacía Zsadist. Incluso hice una alusión a eso en el muro de mensajes. Sólo que estaba equivocada. El que estaba destrozando a los asesinos antes de apuñalarlos era Phury, lo cual es bastante duro. Curioso, cuando vi esas escenas, pensé que Phury, el amable, el honrado, nunca haría algo tan brutal y cruel como torturas. Pero el tema es que —y creo que hasta cierto punto ése es uno de los aciertos del libro— incluso la gente que se viste bien, que procede de buenas familias y parece muy equilibrada puede estar totalmente loca por dentro.

Y a propósito de la familia y la tradición, quisiera decir algo sobre Cormia. Los paralelos entre Cormia y Marissa son evidentes. Las dos son hembras de la alta sociedad que sufren bajo la carga de expectativas sociales que tienen que arrastrar desde el nacimiento, y las dos se transforman y se convierten en agentes no sólo de su propia liberación sino de la de los demás (recuerden aquel voto en la reunión del Consejo y su trabajo en Safe Place en el caso de Marissa y, en el de Cormia, cómo ayuda a Phury a transformar a las Elegidas).

Creo que Phury y Cormia funcionan muy bien como pareja en muchos aspectos y en este pasaje creo que ella resume muy bien su parte de la conexión:

[…] Pero eso no era lo que de verdad la atraía. El Gran Padre era el epítome de todo lo que se consideraba valioso: siempre estaba pendiente de los demás, nunca de sí mismo. En el comedor, era el que preguntaba por todos y cada uno, preocupándose por lesiones y malestares estomacales y angustias grandes y pequeñas. Nunca reclamaba atención para él mismo. Nunca desviaba la conversación hacia algo suyo. Era infinitamente comprensivo.

Si había una tarea difícil, él se ofrecía a hacerla. Si había una diligencia que hacer, él quería realizarla. Si Fritz se tambaleaba bajo el peso de una bandeja, era el primero en levantarse de la silla para ayudar. Por todo lo que había escuchado en la mesa del comedor, también era un guerrero que luchaba para defender su raza y era maestro de los que se estaban entrenando. Y el mejor amigo de todos ellos.

Realmente era el mejor ejemplo del espíritu generoso y desinteresado de las Elegidas, el Gran Padre perfecto. Y en algún momento de los muchos segundos y horas, días y meses que llevaba allí, Cormia se había desviado del camino del deber y había derivado hacia el confuso bosque de la elección. Ahora deseaba estar con él. Ya no había ningún deber, ninguna imposición, ninguna necesidad.

Amante consagrado, CAPÍTULO 2

Por supuesto, esto la pone en abierto conflicto con su papel como Primera Compañera, quien, según las tradiciones de las Elegidas, debe compartir al Gran Padre con sus hermanas. El enfrentamiento entre la educación que ha recibido Cormia y su manera de ser y lo que realmente quiere es el núcleo de su lucha, no sólo a nivel amoroso sino en el plano individual.

Por el lado de Phury, creo que aparte del vínculo instintivo que está sintiendo, también pesa el hecho de que Cormia es realmente leal con él. Ella es increíblemente firme y comprensiva, y los dos pasan por muchas cosas. Cormia también juega un papel fundamental en la recuperación de Phury, pero más adelante hablaremos un poco más de eso.

La caída definitiva de Phury en el agujero oscuro de su adicción ocurre después de haber tenido relaciones sexuales con Cormia. La escena en la que le quita la virginidad a Cormia fue difícil de escribir, porque sabía que tenía que tener mucho cuidado con lo que veía y no quería que hubiese ninguna confusión: Cormia realmente deseaba lo que sucedió, pero Phury, debido a su decencia, realmente cree que la ha lastimado.

No hay nada de sexy en una violación. Punto.

La forma equivocada en que Phury interpreta sus actos lo lleva directamente al terreno del Hechicero. Ya había tenido un intento fallido con la heroína (en Amante despierto) y supuse que el hecho de que terminara probando la heroína era inevitable, considerando su adicción a las drogas y su inestabilidad emocional. Sin embargo, esa escena me rompió el corazón:

Definitivamente aquello no era humo rojo. Aquí no había nada de esa lenta relajación melosa, ningún golpecito en la puerta para anunciar la llegada de la droga al cerebro. Era un asalto a mano armada y con ariete y, mientras vomitaba, Phury se recordó que esto era lo que quería.

Y de pronto, desde el fondo de su conciencia, le llegó la risa del hechicero… la vibrante satisfacción de su adicción, al tiempo que la heroína se apoderaba del resto de su mente y su cuerpo.

Antes de desmayarse mientras vomitaba, Phury se dio cuenta de que lo habían engañado. En lugar de deshacerse del hechicero, se había quedado solo en esa tierra baldía, a merced de su amo.

«Buen trabajo, socio… excelente».

Amante consagrado, CAPÍTULO 43

Fue un milagro que Phury sobreviviera a eso y me estremezco al pensar qué habría ocurrido si Blay no hubiera llegado a la mansión para quedarse, y Qhuinn, John y él no hubiesen entrado a esa habitación vacía.

Así es como Phury toca fondo, pero hay que admitir que no se queda allí. El primer paso importante que da en su proceso de recuperación es la decisión que toma al día siguiente. Se va a completar la ceremonia de apareamiento con Layla, pero, en lugar de estar con ella, se sienta en el vestíbulo del Templo del Gran Padre y toma la decisión de dejar de drogarse:

Cuando el hechicero comenzó a rezongar y Phury sintió que su cuerpo se deshacía como si estuviera entre una licuadora, se dio cuenta de que lo único que podía hacer era estirar las piernas, acostarse sobre el suelo de mármol del vestíbulo y prepararse para una larga jornada de agonía.

—Mierda —se dijo, al tiempo que se rendía a todas las sensaciones que le producía el síndrome de abstinencia—. Esto va a ser horrible.

Amante consagrado, CAPÍTULO 45

Esto, a su vez, condujo a la que, en mi opinión, es la escena más significativa entre Cormia y Phury como pareja, aquella en la que ella le ayuda a superar las alucinaciones que le produce el síndrome de abstinencia. Al llevarlo por el desolado jardín de la casa de sus padres e irlo guiando para que lo limpie (las escenas comienzan en el capítulo 45), Cormia se convierte en un héroe por derecho propio, por mostrar fortaleza cuando su macho no puede hacerlo y ofrecerle orientación cuando él necesita que lo guíen.

La naturaleza simbólica de la hiedra, ya sea cuando Phury recuerda cómo ésta cubre las esculturas del jardín de sus padres, o cuando la usa para cubrir uno de sus dibujos, es obvia. El pasado lo ha estado asfixiando desde siempre y me encanta que, durante esas alucinaciones, Phury no sólo libere las esculturas sino que se libere a sí mismo y llegue a ver a sus padres en un lugar más feliz.

Como resultado de este proceso, Phury tiene la lucidez y el coraje de cambiar el rumbo de toda la estructura de las Elegidas, y vaya si iba siendo hora de hacerlo. Me encanta la parte en que él toma la resolución:

Después de pasarse la vida viendo en un cuenco de agua cómo se desarrollaba

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