hecho se evaporan de mi cabeza y se elevan hacia el cielo. Cuando oigo un ruido a mi lado, me doy cuenta de que Phury también se ha acostado sobre la hierba. Los dos estamos tumbados, con las manos debajo de la cabeza y las piernas cruzadas a la altura de los tobillos.
Después de un rato regresamos a la mansión, a la habitación en la que estábamos antes de nuestro viaje, y hablamos de cosas corrientes. Sé que Phury me está dando la oportunidad de reorientarme y agradecerle su amabilidad.
Cuando por fin llega la hora de marcharme, él y yo recorremos el pasillo hasta el estudio. Me despido de Wrath y de Beth, y Phury se queda allí porque tiene una reunión con el rey y la reina. Cuando bajo por la magnífica escalera, oigo de nuevo las voces de los doggen, que provienen del comedor. Están preparándolo todo para la cena, y poniendo los cubiertos para los hermanos y sus shellans.
Fritz se me acerca, abre la puerta del vestíbulo y me conduce de regreso al Mercedes. Antes de subirme al coche, le echo un vistazo a la austera fachada gris de la mansión. Hay luz en casi todas las ventanas, evidencia de que, a pesar del exterior sombrío y tosco, dentro está llena de vida y felicidad.
Me deslizo sobre el asiento trasero del coche y cuando Fritz cierra la puerta, veo que hay una pequeña bolsa de cuero negra en el lugar donde debería sentarme. Cuando el mayordomo se sienta detrás del volante, le pregunto qué es eso y dice que es un regalo para mí. Le doy las gracias, pero él niega con la cabeza y me dice que no es suyo.
Cuando se sube el panel divisorio, separándome de Fritz, agarro la bolsita, abro la cuerda que la cierra y saco el contenido sobre la palma de mi mano.
Es una pequeña daga de hoja negra, que todavía está caliente porque acaba de salir de la forja. Es una verdadera obra de arte… Cada detalle, desde la empuñadura hasta la hoja afilada, es precioso y el arma diminuta resplandece. Quien la haya fabricado debió invertir mucho tiempo… y se preocupó por cada detalle.
Cierro la palma alrededor del regalo, al mismo tiempo que el Mercedes comienza a bajar desde la montaña, de regreso al «mundo real».
AMANTE CONSAGRADO
Personajes
Phury
Cormia
El hechicero
Rehvenge
Xhex
Lassiter
Tohrment
Zsadist y Bella
John Matthew
Qhuinn
Blaylock
Wrath y Beth
Fritz
Butch O’Neal
Rhage
Doctora Jane
Iam
Trez
La Virgen Escribana
El Omega
Lohstrong (padre de Qhuinn)
Lash
Señor D
Havers
Amalya, Directrix de las Elegidas
Selena
Pheonia
La Princesa
Payne
Low (el motociclista)
Diego RIP (pandillero en la cárcel)
Cabeza rapada (desconocido en la cárcel)
Chaqueta de águila (el narcotraficante humano)
Stephanie (gerente de Abercrombie & Finch)
Lugares de interés (todos en Caldwell, NY, a menos de que se indique otra cosa)
Mansión de la Hermandad, ubicación desconocida
El Otro Lado (santuario de las Elegidas)
Clínica de Havers, ubicación desconocida
ZeroSum (calle Trade esquina con la calle Décima)
Screamer’s
Galería de Caldwell
Cabaña en el bosque, Parque Estatal Black Snake, Adirondacks
Casa de campo de Rehvenge en los Adirondacks
La granja (lugar de nacimiento de Lash), callejón Bass Pond
Casa de los padres de Lash
Casa de los padres de Blaylock
Departamento de Policía de Caldwell
Resumen
Phury encuentra el amor y logra vencer al mismo tiempo su adicción y las estructuras restrictivas sociales y espirituales de la raza.
Primera línea: En efecto, el tiempo no era un túnel que se perdía en el infinito.
Última línea: No siempre había necesidad de decir «Te amo para siempre» para hacerse entender.
Publicado en: enero de 2010
Número de páginas: 592
Número de palabras: 162.403
Primer borrador escrito en: diciembre 2007 – marzo 2008
Comentarios sobre el proceso de escritura
Adoro a Phury y fue maravilloso escribir su libro. De verdad. Y, como ya dije, ¡vaya si necesitaba ese descanso!
A propósito de eso, quisiera hablar un poco de mi rutina de trabajo diaria.
Mi horario de trabajo es prácticamente inamovible. Escribo siete días a la semana y ninguna circunstancia ni compromiso puede cambiar eso: cuando estoy enferma, cuando estoy de vacaciones, cuando estoy de viaje, siempre me siento a escribir un rato. Mantengo esta rutina desde hace diez años, y creo que en toda esa década he dejado de escribir apenas tres días, debido a circunstancias extremas. Me he levantado a las cuatro y media de la mañana en habitaciones de hotel en Manhattan para escribir. Me he sentado a escribir después de haberme hecho una endodoncia. Me he quedado escribiendo cuando hace sol. Para mí, escribir es una prioridad y todos los que me rodean saben que el tiempo que le dedico a la escritura no es negociable. No es que sea una superheroína. Sólo soy muy disciplinada, en primer lugar y, en segundo, necesito escribir. Si no lo hago, me siento como si no hiciera ejercicio y me pongo nerviosa.
¿Y todos esos días fueron días ejemplares en los que escribí lo mejor de lo mejor? Por supuesto que no. Como le sucede a todo el mundo, yo también puedo escribir basura. Pero insisto en la tarea y vuelvo a revisar y le doy y le doy hasta que siento que las palabras están bien. A menudo es un trabajo lento y tedioso. Cuando estoy preparando el primer borrador de un libro, sólo puedo hacer entre seis y diez páginas al día. Cuando reviso esas páginas, en la primera vuelta por lo general no puedo hacer más de diez páginas al día. Luego puedo llegar a quince. Luego a veinte. Después de haberlo leído mi editora el manuscrito, lo reviso una y otra vez, y lo máximo que llego a revisar en un día son veinticinco páginas. Cuando estoy trabajando con los correctores, tal vez puedo hacer cuarenta. Cuando estoy revisando galeradas, me cuesta trabajo hacer más de cincuenta o setenta y cinco páginas al día.
No escribo rápido, pero escribo mucho, lo que significa que simplemente trabajo y trabajo y trabajo.
Un día normal empieza cuando llego al ordenador del segundo piso, alrededor de las ocho de la mañana. Escribo durante dos horas. Luego me tomo un descanso para hacer más café (durante el cual a veces reviso el correo electrónico en un ordenador del primer piso), luego vuelvo a trabajar durante otras dos horas. Después salgo a correr y regreso, y paso el resto del día editando y haciendo otras cosas relacionadas con el trabajo. Sin embargo, todo cambia si estoy cerca de una fecha de entrega, lo cual significa que lo único que me aleja del ordenador es salir a correr.
No tengo acceso a Internet desde ninguno de los ordenadores en los cuales escribo, y esa es una recomendación muy importante que le hago a la gente: si se pueden dar ese lujo, pongan ese límite y mantengan las distracciones de la web y el correo electrónico lo más lejos posible del lugar en que escriben. Verán, para mí, la escritura requiere utilizar una parte muy específica del cerebro. Si dejo de trabajar para ocuparme de otros asuntos, puede ser muy difícil regresar al estado de concentración en el que estaba antes de distraerme con otra cosa.
Nadie sube a mi espacio de trabajo a excepción de mi perro (que siempre es bienvenido) y mi marido (que por lo general también es bienvenido). No he descrito ese lugar en ninguna parte y tampoco hay fotos de ese espacio. Sólo diré que no hay nada de desorden y tiene una gran cantidad de luz. Creo que parte de la razón por la que soy tan celosa de mi espacio físico es que mantener alejado al mundo real me ayuda a concentrarme en lo que tengo en la cabeza. También soy, por naturaleza, como ya dije, más bien reservada y la escritura es un ejercicio muy personal, así que me gusta protegerla.
Aparte de mi agente y mi editora (y las maravillosas personas que colaboran con ella), trabajo con una cantidad de gente absolutamente encantadora. Mi ayudante personal se asegura de que todo fluya normalmente y me mantiene a raya porque no se impresiona con nada de la parafernalia de J. R. Ward y me quiere por lo que soy (bueno, la mayoría del tiempo lo que pesa es nuestra amistad, pero a veces la vuelvo loca y sólo se queda porque adora a mi perro). Mi ayudante de investigación es una enciclopedia ambulante acerca de la Hermandad, capaz de encontrar los datos más rebuscados con asombrosa celeridad; además es infinitamente paciente conmigo y una de las personas más amables que he conocido en la vida. También tengo un consigliere de más de dos metros con un fetiche metálico, porque todo el que escribe sobre vampiros necesita uno de esos, y una mujer que, aun con seis meses de embarazo, está dispuesta a cargar maletas en recepciones de hotel e ir a conferencias y asegurarse de que los trenes salgan a tiempo (la llamamos la APA).
Mi socia en el aspecto crítico, Jessica Andersen (que escribe fabulosas novelas paranormales), y yo nos conocimos hace cerca de ocho años y hemos pasado por muchas cosas buenas y malas (las malas es lo que llamamos periodos de mierda). Ella escribe historias en las que lo fuerte es la trama y yo soy más proclive a desarrollar personajes, así que no tenemos nada en común en lo que se refiere al material, lo cual, creo, es una de las razones por las que trabajamos tan bien juntas. La llamo mi socia crítica, pero como en realidad no comparto mucho mi contenido, ella es más como una consejera general. Le consulto muchas cosas tanto prácticas como de escritura y ella nunca ha dejado de darme un buen consejo.
Mis dos ayudantes dirigen los muros de mensajes de J. R. Ward y el grupo de Yahoo de la Hermandad de la Daga Negra (BDB Yahoo! Group) y trabajan con un maravilloso equipo de moderadores voluntarios, la mayor parte de los cuales han estado con los hermanos desde el comienzo mismo. Nuestros moderadores son estupendos y me siento muy agradecida por lo que hacen sólo porque les gustan los libros.
Todo el conjunto es el esfuerzo de un equipo. Y no podría tener el tiempo y el espacio del que dispongo para escribir sin la ayuda de toda esta gente.
Por lo general mis días terminan hacia las ocho o nueve, cuando mi marido y yo pasamos un rato juntos, antes de dormirnos y levantarnos para volver a empezar todo de nuevo. La verdad es que soy bastante aburrida. La mayor parte del tiempo vivo absorta en mis pensamientos: la escritura consume mi vida y la existencia solitaria me nutre como no puede hacerlo ninguna otra cosa; soy dichosa estando sola frente al ordenador, con mi perro a mis pies, y así ha sido desde el primer día.
Tiendo a creer que los escritores nacen, no se hacen, pero eso no es exclusivo de la escritura. Creo que es igual de cierto para los atletas, los matemáticos, los músicos, los artistas, los ingenieros y los cientos de miles de oficios que desempeñan los humanos. Y creo que lo mejor que me ha pasado en toda mi vida, aparte de tener la madre que tengo, es que encontré mi lugar y he podido ganarme la vida haciendo lo que me gusta hacer (mi marido ha significado una inmensa ayuda en todo este asunto de publicar libros y le doy las gracias por eso).
Ahora, antes de que me derrita en agradecimientos, hablemos sobre Phury.
Siempre he visto a Phury como un héroe. Desde el primer día. También tenía conciencia desde el comienzo de que su libro iba a ser sobre la adicción, lo cual iba a resultar difícil. Para ser