Ahora! Libro gratis para leer en línea ✅
  • Home
  • Todos los libros
    • Libros más populares
    • Libros de tendencia
    • Libro mejor calificado
  • BLOG
Advanced
Sign in Sign up
  • Home
  • Todos los libros
    • Libros más populares
    • Libros de tendencia
    • Libro mejor calificado
  • BLOG
  • Adult
  • Bestseller
  • Romanticas
  • Fantasía
  • Ciencia ficción
  • Thriller
  1. Home
  2. Encrucijada en el crepúsculo
  3. Capítulo 96
Prev
Next

encima de un arcón. Sharina las siguió con la vista hasta que empezaron a trabajar y después recogió su propia capa, que se echó sobre los hombros, antes de dirigirse a la parte delantera de la tienda.

—Si me disculpáis, Tiana Sedai —dijo, con una reverencia que casi parecía dirigida a una igual—. Se me dijo que ayudara hoy con la comida de mediodía y no querría predisponerme en contra de las cocineras. —Posó fugazmente en Egwene sus oscuros ojos y asintió para sí.

—Ve, entonces —respondió secamente Tiana—. Detestaría enterarme de que te han azotado por llegar tarde.

Sin alterarse lo más mínimo, Sharina volvió a hacer una reverencia, ni precipitada ni despaciosamente, a Tiana, a las Asentadas, a Egwene —a la que dirigió otra mirada penetrante pero demasiado breve para tacharla de ofensiva—, y cuando las solapas de la entrada se cerraron tras ella Tiana resopló con exasperación.

—Nicola causa menos problemas que algunas —dijo malhumorada, y Janya sacudió la cabeza.

—Sharina no causa problemas, Tiana. —Habló tan deprisa como siempre, pero en tono bajo, de manera que la voz no llegara al fondo de la tienda. Los desacuerdos entre hermanas no debían airearse delante de las novicias. Sobre todo cuando el desacuerdo era sobre otra novicia—. Se sabe las reglas ya mejor que cualquier Aceptada y nunca sobrepasa el límite ni un centímetro. Jamás rehúye una tarea, ni la más desagradable, y es la primera en echar una mano cuando otra novicia lo necesita. Sharina es quien es, simplemente. Luz, no puedes dejar que te intimide una novicia.

Tiana se puso tensa y abrió la boca con gesto enfadado, pero una vez que Janya se ponía a hablar no era tarea fácil meter baza.

—Por otro lado, Nicola es causa de todo tipo de problemas, madre —prosiguió precipitadamente la Marrón—. Desde que descubrimos que tenía la Predicción ha estado haciendo dos o tres predicciones al día, según cuenta ella. O más bien, según cuenta Areina. Nicola es lo bastante lista para saber que todas estamos enteradas de que no puede recordar lo que predice, pero parece que Areina siempre está presente para escucharlo y recordarlo. Y para ayudarla a interpretarlo. Algunas son el tipo de cosas que a cualquiera del campamento con pocas entendederas y una mente crédula se le podría ocurrir, como batallas con los seanchan o los Asha’man, o una Amyrlin encarcelada, o el Dragón Renacido haciendo diez cosas imposibles, o visiones que podrían ser del Tarmon Gai’don o producto de una indigestión. Y todas las demás da la casualidad de que indican que a Nicola se le debería permitir ir más deprisa con sus lecciones. Siempre es demasiado ávida con eso. Creo que incluso casi todas las novicias han dejado de creerle.

—También mete la nariz en todo —intervino Salima en el momento en que Janya le dio ocasión—. Ella y su amiguita, las dos. —Su semblante permaneció sosegado y frío y se ajustó el chal como si toda su atención estuviera puesta en ello, aunque prosiguió con cierta premura, quizá por temor a que la Marrón volviera a tomar la palabra—. Se las ha azotado a ambas por escuchar a escondidas conversaciones entre hermanas, y yo misma sorprendí a Nicola intentando mirar a hurtadillas una de las zonas de Viaje. Dijo que sólo quería ver cómo se abría un acceso, pero creo que lo que trataba de hacer era aprender el tejido. Puedo comprender la impaciencia, pero el engaño no se puede tolerar. Ya no creo que Nicola consiga el chal y, francamente, he empezado a preguntarme si no convendría expulsarla, y sin tardanza. El libro de novicias estará abierto para cualquiera —finalizó con una mirada inexpresiva a Egwene—, pero no tenemos que bajar por completo el nivel requerido.

Fulminante la mirada, Tiana apretó los labios con obstinación, lo que resaltó de nuevo los hoyuelos. Uno casi podía olvidarse que había llevado el chal más de treinta años y tomarla por una novicia.

—Mientras sea Maestra de las Novicias, la decisión de expulsar a una chica es mía —arguyó acaloradamente—, y no estoy dispuesta a perder a una muchacha con el potencial de Nicola. —Nicola sería muy fuerte en el Poder algún día—. O el de Sharina —añadió con una mueca a la par que se alisaba la falda con aire irritado. El potencial de Sharina era como mínimo extraordinario, muy superior al de cualquier hermana de la que se tuviera memoria a excepción de Nynaeve, y por delante de ésta también. Algunas pensaban que podría llegar al tope de fuerza que podía alcanzarse, aunque eso sólo eran especulaciones—. Si Nicola os ha estado molestando, madre, me ocuparé de ello.

—Sólo era curiosidad —respondió Egwene con prudencia, tragándose la sugerencia de que a la novicia y a su amiga habría que vigilarlas estrechamente. No quería hablar de Nicola. Sería muy sencillo encontrarse en la disyuntiva de tener que mentir o revelar asuntos que no se atrevía a sacar a la luz. Lástima no haber permitido a Siuan arreglar dos muertes discretas.

Su cabeza se movió bruscamente por la conmoción ante semejante idea. ¿Tanto había cambiado desde Campo de Emond? Sabía que tendría que ordenar que murieran hombres en batalla antes o después y creía ser capaz de ordenar una muerte si era imprescindible. Si una muerte impedía la de miles de personas o de cientos de miles, ¿no sería correcto dar tal orden? Pero el peligro que representaban Nicola y Areina era simplemente que podían revelar secretos que causarían inconvenientes a Egwene al’Vere. Oh, Myrelle y las otras seguramente tendrían suerte si salían de aquello con unos simples varazos, y sin duda lo considerarían algo más que una molestia, pero la incomodidad, por grande que fuera, no era razón suficiente para matar.

De pronto cayó en la cuenta de que tenía el ceño fruncido y que Tiana y las dos Asentadas la observaban; Janya ni siquiera se molestaba en encubrir su curiosidad tras la máscara de la serenidad. Para disimular, Egwene volvió la mirada ceñuda hacia la mesa donde Kairen y Ashmanaille trabajaban de nuevo. El blanco en la copa de Ashmanaille había subido un poco más, pero en el corto espacio de tiempo Kairen la había alcanzado. De hecho, la había sobrepasado, ya que su copa era el doble de alta.

—Tu habilidad está mejorando, Kairen —dijo en tono aprobador.

La Azul alzó la vista hacia ella y respiró hondo. Su cara ovalada se tornó en la viva imagen de la fría tranquilidad en torno a aquellos gélidos ojos azules.

—No se precisa mucha habilidad, madre. Lo único que hay que hacer es crear un tejido y esperar. —La última palabra llevaba un timbre de acritud. Y, dicho fuera de paso, se había producido una leve vacilación antes del apelativo de «madre». Kairen había salido de Salidar en una misión muy importante que había visto cómo se hacía pedazos, aunque no por culpa de ella, y al reunirse con ellas en Murandy se había encontrado con que todo lo que había dejado al marchar había dado un giro de ciento ochenta grados y una chica a la que recordaba como novicia llevaba la estola de Amyrlin. Últimamente, Kairen pasaba mucho tiempo con Lelaine.

—Está mejorando… en algunas cosas —dijo Janya con una mirada ceñuda a la hermana Azul. Como el resto de las Asentadas, Janya debía de haber estado convencida de que la Antecámara se estaba agenciando una marioneta al ascender a Egwene, pero parecía haber aceptado que la joven llevaba la estola y merecía el respeto debido de todo el mundo—. Por supuesto, dudo que alcance a Leane a menos que se aplique, cuanto menos a vos, madre. A decir verdad, la joven Bodewhin podría alcanzarla a ella. Lo que es a mí, no me gustaría que una novicia me superase, pero supongo que hay algunas que no piensan igual.

Las mejillas de Kairen enrojecieron, y la Azul bajó la vista a la copa. Tiana resopló desdeñosa.

—Bodewhin es una buena chica, pero pasa más tiempo riendo y jugando con las otras novicias que aplicándose si Sha… —Inhaló hondo—. Si no se la vigila. Ayer, ella y Althyn Conly intentaron hacer dos objetos a la vez sólo para ver qué pasaba, y ambos objetos se fundieron en un sólido pegote. Inútiles para la venta, naturalmente, a menos que se encontrara a alguien que quisiera un par de copas mitad de hierro y mitad de cuendillar unidas por los ángulos. Y sólo la Luz sabe lo que podría haberles ocurrido a las chicas. No parecía que estuvieran heridas, pero ¿quién sabe lo que puede pasar la próxima vez?

—Asegúrate de que no haya una próxima vez —dijo Egwene con aire ausente, su atención puesta en la copa de Kairen.

La línea del blanco ascendía regularmente. Cuando Leane realizaba ese tejido, el negro hierro se tornaba en blanco cuendillar como si el metal se estuviera sumergiendo rápidamente en leche. Para la propia Egwene, el cambio se efectuaba en un abrir y cerrar de ojos, de negro a blanco en una fracción de segundo. Tendrían que ser Kairen y Leane, pero ni siquiera esta última era lo bastante rápida. Kairen necesitaba tiempo para mejorar. ¿Días? ¿Semanas? Lo que hiciese falta, porque cualquier otra cosa significaría el desastre, tanto para las mujeres involucradas como para los hombres que morirían combatiendo en las calles de Tar Valon. Y quizá para la Torre. De repente Egwene se alegró de haber aprobado la sugerencia de Beonin. Decirle a Kairen por qué tenía que intentarlo con más ahínco podría espolearla a esforzarse más, pero eso era otro secreto que había que guardar hasta que llegara el momento de desvelárselo al mundo.

18. Una charla con Siuan

Cuando Egwene salió de la tienda ya se habían llevado a Daishar, claro está, pero la estola de siete colores asomando por la capucha funcionó mejor que un semblante Aes Sedai en cuanto a que le abriera paso entre la multitud. Avanzó en medio de una continua secuencia de reverencias, con alguna inclinación de cabeza de un Guardián o de un artesano que tenía algún asunto que solucionar en las tiendas de las hermanas. Algunas novicias chillaban al ver la estola de la Amyrlin, y familias enteras se bajaban rápidamente de la acera de tablas y hacían las reverencias pisando el barro de la calle. Desde que se había visto obligada a ordenar un castigo para algunas jóvenes de Dos Ríos, entre las novicias se había corrido la voz de que la Amyrlin era tan dura como Sereille Bagand y que lo mejor era no incurrir en su desagrado; ni despertar su genio, que podía estallar como un feroz incendio. Tampoco es que la mayoría de ellas supiera suficiente historia para tener una idea real de quién había sido Sereille, pero ese nombre había sido sinónimo de rigurosidad y mano de hierro durante cien años en la Torre y las Aceptadas se aseguraban de que las novicias asimilaran detalles como ése. Menos mal que la capucha le cubría el rostro a Egwene; para cuando la novena familia de novicias saltó de la acera como un hato de liebres espantadas para dejarle paso, iba apretando los dientes tanto que contemplar su rostro habría reforzado su reputación de masticar hierro y escupir clavos. Tenía la horrible sensación de que con el correr de los siglos las Aceptadas utilizarían su nombre para asustar a las novicias como utilizaban ahora el de Sereille. Claro que antes había que resolver el asuntillo de recobrar la Torre Blanca. Las pequeñas irritaciones tendrían

Prev
Next

YOU MAY ALSO LIKE

El Dragón Renacido
El Dragón Renacido
August 3, 2020
El camino de dagas
El camino de dagas
August 3, 2020
El señor del caos
El señor del caos
August 3, 2020
Conan el invencible
Conan el invencible
August 3, 2020
  • Privacy Policy
  • About Us
  • Contact Us
  • Copyright
  • DMCA Notice

© 2020 Copyright por el autor de los libros. All rights reserved.